El robot Da Vinci es el autómata más conocido en los quirófanos de todo el mundo. Es un prodigio en lo que a cirugía robótica se refiere. Permite a los cirujanos operar con mayor precisión a través de sus cuatro brazos articulados y de la visión tridimensional amplificada.
Esta posibilidades suponen también beneficios para los pacientes que la doctora María José Ribal, directora médica del equipo de Instituto de Urología Serrate & Ribal y experta en cirugía robótica, resume en tres: “las cicatrices que se generan durante la intervención son más pequeñas y, por lo tanto, menos dolorosas, el paciente requiere una menor transfusión de sangre y el período de hospitalización se acorta”.

Resultados más precisos en las intervenciones de cáncer de próstata
Es en el campo de la urología donde se realizan la mayoría de las intervenciones con el robot Da Vinci. “Más del 90% de las cirugías que se hacen a nivel mundial con el robot Da Vinci son cirugías urológicas”, indica la doctora Ribal. “Fundamentalmente, se utiliza para la prostatectomía radical, que es la cirugía para extirpar toda la glándula prostática cuando está afectada por cáncer”, puntualiza.
La visión mejorada y aumentada y la destreza que gana el médico con el robot hace que se puedan preservar, si médicamente tiene sentido, los nervios responsables de las funciones sexuales o de la continencia urinaria, así como conservar la salida en forma de embudo de la vejiga.

A la vanguardia de la urología
El robot Da Vinci llegó a España hace más de una década, pero su implantación aún se reduce a un grupo que supera escasamente los 30 hospitales, públicos y privados, en todo el Estado. En Barcelona, tan solo cuatro centros médicos privados cuentan con acceso a este equipamiento puntero, uno de ellos es el Instituto de Urología Serrate & Ribal.
El equipo médico de la clínica está formado por especialistas con amplia experiencia en cirugía mínimamente invasiva, incluyendo la cirugía endoscópica, laparoscópica y robótica. “Si a ello le sumamos una herramienta como esta, nos sitúa en la vanguardia quirúrgica”, remarca la experta uróloga.
“Cuando se creó el Instituto de Urología Serrate & Ribal fue con la idea de construir algo pionero en el ámbito de la medicina privada. Ese ADN de innovación lo hemos mantenido intacto a lo largo de la historia, y la posibilidad de disponer del Da Vinci para operar es una muestra más de ello”, concluye la doctora Ribal.