Los tumores no invasivos tienen una alta tendencia a reaparecer y en algunos casos pueden evolucionar a formas invasivas. En función del riesgo calculada para cada una de estas situaciones, pueden estar indicados tratamientos complementarios, fundamentalmente fármacos que se instilan dentro de la vejiga:
BCG
La terapia de Bacilus Calmette-Guerinn (BCG) es la inmunoterapia intravesical más utilizada para tratar el cáncer de vejiga. Se trata de una bacteria relacionada con un germen que causa tuberculosis, aunque usualmente no genera una enfermedad. Tras su administración, las células del sistema inmunológico son atraídas a la vejiga, activadas por el BCG, y afectan a su vez a las células malignas causantes del cáncer de vejiga. Este tratamiento es uno de los más eficaces contra tumores no musculo-invasivos de la vejiga. Ha demostrado reducir la tasa de recidivas (reaparición del tumor tras un periodo más o menos largo de ausencia de enfermedad) y de progresión de la enfermedad por su efecto inmunológico local y sistémico.
El tratamiento se inicia 8 semanas después de que el paciente haya sido sometido a una resección transuretral de vejiga (TURBT) y se prolonga un tiempo de 6 semanas. En determinadas ocasiones nuestros especialistas pueden indicar la administración de una terapia de mantenimiento con BCG a largo plazo.
La elección de este tratamiento depende del riesgo de recidiva y progresión de la enfermedad.
Mitomicina
Es un tipo quimioterápico de uso local en la vejiga y que destruye las células neoplásicas. Se utiliza para tumores menos agresivos y puede reducir la tasa de recurrencia.